¿Se puede adelgazar consumiendo solo sopa?
¡Esta dieta, elaborado por un nutricionista, convierte a la sopa en nuestro mejor aliado para adelgazar!
Las sopas tienen muchos beneficios: aportan vitaminas y minerales sin sobrecargar el organismo, hidratan el organismo y favorecen la sensación de saciedad. Los estudios han demostrado que una sopa como aperitivo permite consumir menos calorías durante la comida, ¡e incluso durante la cena!
Pero, para una dieta eficaz, no debes conformarte con un caldo magro o un sobre relleno de aditivos. Las recetas sustanciosas deben integrarse en menús variados y equilibrados.
Las Legumbres me ayudan con el apetito
En esta dieta de la sopa, un nutricionista pone en primer lugar el consumo de las legumbres (lentejas, guisantes, alubias blancas y rojas, etc.).
¿Por qué? Primero por la variedad, para preservar el placer de comer. Luego, las legumbres proporcionan más fibra y proteína que los almidones, y se digieren bien. Por último, cumplen un papel de prebióticos, es decir, mantienen nuestra microbiota intestinal, que interviene en la regulación del peso.
Si no tengo tiempo me paso por el super a comprar una sopa congelada
Si no tienes tiempo para preparar una sopa o simplemente no es una de tus recetas favoritas. Tienes que fijarte en esto:
Baja en sal
Cuando compres sopas, elije siempre la menos salada.
Apuesto por las sopas congeladas. Prefiero las que contienen solo la verdura, para condimentarlas yo misma.
Baja en grasa
En la etiqueta de información nutricional, ubica la línea de grasa, y procura que esté cerca de 0.
¿Cuánta sopa debes comer por comida?
Un bol de tamaño estándar o 2 cucharones, es decir unos 250 ml, no más, aunque tengas mucha hambre. Si llena su estómago con 1/2 litro de sopa, se saciará instantáneamente, pero corre el riesgo de no comer suficientes otros alimentos esenciale : alimentos ricos en almidón, carne o similares… Entonces está expuesto a los antojos y, por lo tanto, a picar entre comidas.
¿Es buena una dieta solo de caldos?
Te mata de hambre y lo compensas después. Además, no hay masticación. Sin embargo, es fundamental sentir el placer de la comida y la saciedad. Por último, los caldos no aportan todos los nutrientes, como las proteínas, de ahí el riesgo de atrofia muscular. En definitiva, lo mejor es consumir caldo cuando queremos una cena ligera, o después de una buena comida.