Estas son las trampas más comunes de los seguros del hogar
Seguro que te suena y por experiencia propia: hace años descubriste que tu aseguradora, nos da igual cómo se llame, te cobraba 300 euros de seguro del hogar por tu palacete de 51 metros útiles. Tomaste cartas en el asunto y decidiste acudir a un comparador para contratar otro más económico.
Desde entonces, has ido cambiando de compañía: una no te pudo resolver ninguno de los siniestros que comunicaste al año y aún estás esperando al fontanero que te iban a mandar. La otra te quiso aumentar la póliza casi 100 euros en la renovación anual porque, oh sorpresa, no te contaron al principio que la cuantía tan competitiva que estabas pagando era una oferta inicial con descuento. Y todo el mundo sabe que los descuentos se acaban cuando se ha conseguido al cliente…
Con la última aseguradora apenas duraste 24 horas, las que tardaste en comprobar que las cláusulas de tu póliza no tenían que ver con las que ofertaban en la web.
Sea como fuere estás cansado de las aseguradoras, y quién no. Para ese público, vamos a llamarles “los decepcionados”, surge una interesante iniciativa: Tuio, que pretende reinventar el mundo de los seguros (objetivo bien ambicioso) bajo un modelo de negocio 100% digital, una oferta con precios muy competitivos y ofreciendo una experiencia de usuario muy cercana.
Entre los puntos a su favor, que las pólizas que envían al cliente están redactadas de tal forma que todo el mundo pueda entenderlas. Y ahí va un extracto a modo de ejemplo:
“¿Qué está cubierto? Tu casa y todas las cosas que normalmente guardas en ella frente a daños causados por un incendio, agua (por ejemplo, la rotura de una tubería), fenómenos atmosféricos, robo en tu casa o vandalismo. Esto incluye daños estéticos hasta los límites definidos más adelante. No cubrimos dinero en efectivo, armas de asalto, material de tu trabajo o cosas que prestaste voluntariamente a otra persona. Cubrimos igualmente daños como consecuencia de roturas de cristales, espejos, vitrocerámicas, mármoles y sanitarios por cualquier causa excepto mala colocación y operaciones de traslado o reformas. Todo lo demás, como «Lo perdí», «Mi mapache se lo comió», «me enfadé y lo tiré contra la pared», «Mi lavavajillas no funciona», «me dejé la ventana abierta cuando llovía a cántaros”, o “Vinieron los zombis y lo destruyeron”, no está cubierto”.
Ya, que la póliza sea clara (y amena), es un primer acierto que como consumidores agradecemos. Hablamos con Juan García, cofundador de Tuio, sobre las que suelen ser las trampillas habituales (llámenlo si quieren “truquillos” de las pólizas del seguro de hogar). “En las pólizas se juega mucho con el tema de las exclusiones, lo que no se cubre. Que si no vas a cubrir algo por precio me parece bien, pero qué menos que lo digas claramente”, avisa García.
Los cristales son un buen ejemplo de esto: “Los cristales pueden ser de contenido (espejos) o de continente (las ventanas). E incluso a veces se puede considerar la vitrocerámica. El truquillo típico es que la póliza te cubre cristales pero solo en continente (espejos pero no ventanas). Es muy típica”, explica García.
Otra “trampilla” ocurre con las lozas sanitarias con una exclusión de la cobertura que no se visibiliza al consumidor. “Muchos sanitarios no son lozas, sino fibras sintéticas, y cuando llamas al seguro para decir que se te ha roto el inodoro y te mandan al perito resulta que es fibra sintética y no te lo cubre. Es una cuestión de matiz”, aclara. Un matiz que le deja un poco cara de tonto al usuario, claro está.
Los límites son otra cosa de la que el cliente no se percata y juegan con eso: “Y luego en el siniestro te das cuenta. Un ejemplo, los daños estéticos. Hay dos límites: qué te cubre y cuánto te cubre. Nosotros cubrimos 2.000 euros en daños estéticos. Pero otras son hasta 500 euros. Te la pueden colar con las exclusiones, los límites…”, detalla García. Y es que, como reconoce este emprendedor, hay productos en el mercado con muchos agujeros, como un queso gruyere.
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García explica que el 25% de lo que se paga por una póliza de seguro del hogar va a la distribuidora y solo el 45%, menos de la mitad, a cubrir siniestros. “El resto va a la compañía, por eso nosotros podemos ser más competitivos porque no tenemos la cadena de distribución”, aclara.
Otra problemática que suele presentarse con el seguro acontece cuando quieres darte de baja: “Por ley tienes que comunicarlo un mes antes de que venza el seguro y muchas veces no se dice claramente y ni siquiera se sabe cuál es el proceso a seguir para hacerlo”, aclara.
Tuio no comercializa seguros de otros, sino que los diseña a medida de las necesidades de cada cliente: todo es online o vía app y el cliente paga en modo de suscripción mensual que puede cancelar cuando quiera. Además, la compañía dona a ONGs el sobrante de las primas que va obteniendo.